Junio 2022.
Elaborado por: Hernando Alexis Casallas-Torres
Director de Proyección Social
Este texto fue elaborado a partir de la información recolectada en la entrevista que se le realizó al líder social Eddie Cortés el día 09 de abril de 2022.
“No debemos ser tratados como la suciedad de la sociedad”
Eddie Cortés
Don Eddie toma de afán un último sorbo de café. Antes de salir de su casa pone bajo su axila una carpeta repleta de papeles, allí guarda todo tipo de documentos, derechos de petición, cartas radicadas a casi todas las entidades del Estado, así como las desdeñosas respuestas a las mismas. En el umbral de la puerta se despide de su esposa e hijas. Sale presuroso, lanza una mirada hacia arriba, indagando en el cielo por el clima. El sol comienza a espantar el frío de la mañana. Con un gesto rápido se persigna. Son ya las siete, debe estar a las ocho en la Alcaldía Local de Usme para continuar con los interminables trámites de legalización del Barrio la Fiscala-Fortuna.
Habitualmente, así es como arranca su día el líder social Eddie Cortés, quien durante 45 años ha luchado por los derechos de los y las habitantes de Usme. Este líder social, como muchos otros en el país, ha dedicado buena parte de su tiempo y fuerza vital a mejorar las condiciones de vida de su comunidad. Con este breve texto la Corporación Universitaria CENDA le rinde un pequeño homenaje, compartiendo con ustedes parte de su historia. En la actualidad, Don Eddie es el responsable de la Biblioteca comunitaria “Camino hacia el futuro”, uno de los escenarios de proyección social de la Corporación Universitaria, lugar en el que nuestros estudiantes vienen realizando sus prácticas pedagógicas.
Líder social Eddie Cortés frente a su casa en el barrio la Fiscala-Fortuna, 2022.
Los inicios: Su primer megáfono
Don Eddie nació en el barrio Girardot, en el centro de Bogotá, hace cincuenta y cinco años. Con apenas diez años descubrió su vocación por el trabajo comunitario, convirtiéndose tempranamente en un líder social. Recuerda con alegría el momento en que un vecino le regaló un megáfono con el que perifoneaba las actividades que se realizaban en lo que, en ese entonces, era la Escuelita de la Fiscala, hoy en día, el Colegio Fabio Lozano Simonelli. No duda en señalar que, a esa edad ya era consciente de la precariedad y la pobreza en que vivían él y sus vecinos.
Durante toda su vida ha padecido en carne propia las consecuencias sociales del abandono estatal del que son víctimas los habitantes de los barrios pobres de la ciudad. Con indignación en su voz, lista algunas de las situaciones que lo motivaron a convertirse en líder social: “tener que ver que una persona en silla de ruedas no puede salir de su casa porque no tenemos una vía pavimentada, que tenemos que cargar nuestros muertos hasta un salón comunal sin techo, no tener un parque para los niños, no tener acceso al agua, la luz, el gas natural, eso es duro”, afirma.
Historias entrelazadas: El barrio, el amor y la lucha social
La vida de este líder social está completamente entrelazada con la historia de la Fiscala-Fortuna. El tío Eddie, como le dicen los niños y niñas, vive en el barrio hace veinte años, así como otras veinte familias, que fueron las que dieron inicio a este asentamiento urbano informal. Con el tiempo, este lugar ha dado cobijo a otras treinta familias más, todas ellas en condiciones de pobreza extrema, varias víctimas del desplazamiento forzado. En la actualidad, el barrio es habitado por más de 130 personas, la mayoría dedicadas a la recuperación y reciclaje de materiales y desechos, unas pocas trabajan en construcción o como empleadas domésticas.
En la Fiscala, Don Eddie ha encontrado el amor en tres ocasiones, allí es donde vive con su esposa y compañera de luchas, Diana. Es también el lugar en donde ha criado a sus diez hijos e hijas, de las cuales se siente muy orgulloso, porque como él lo dice: “Ellas ya están ejerciendo lo del papá, el liderazgo comunitario. Son unas grandes líderes comunitarias, luchadoras por los derechos humanos”. En la conversación se hace evidente el orgullo que lo invade cuando habla de sus hijas, ve en ellas las herederas de su lucha.
Las luchas por el barrio: El derecho fundamental a la vida
Una de las cosas que afirma sin ambages es que “los líderes sociales no nacen, se hacen, y es en medio del sufrimiento que se vive en estos barrios en el que uno forja su liderazgo”. En el barrio la Fiscala-Fortuna son muchas las necesidades de la población, tantas que, a pesar de las ayudas recibidas por parte de diferentes organizaciones y personas, estas continúan sin ser satisfechas. Reconociendo la magnitud de la tarea, Don Eddie, no duda en decir que “los líderes sociales de este sector de Usme, luchan por nada menos que el derecho fundamental a la vida de los habitantes de estos barrios”.
La lucha de este líder social se ha concentrado en la legalización del asentamiento, el acceso a los servicios públicos domiciliarios y la pavimentación de las vías. Después de casi veinte años de existencia del barrio, se logró que las empresas de servicios comenzarán su instalación. Desafortunadamente, las vías continúan en mal estado. Aunque contar con agua, luz y gas es una importante victoria para la comunidad, aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir el reconocimiento legal pleno del barrio por parte de las autoridades locales y distritales.
Otras de las problemáticas que afecta gravemente a la comunidad es el desempleo, la falta de ingresos económicos y el hambre. Una situación que se agudizó dramáticamente durante la pandemia de Covid-19. Don Eddie recuerda que por cuenta de las cuarentenas y las medidas de aislamiento social no podían salir a la calle a trabajar en el reciclaje “¿Dónde iba uno a conseguir para comer? Esa era la principal preocupación de la gente”, señala. Sin embargo, por fortuna para los habitantes de la Fiscala-Fortuna, hubo varias organizaciones y personas que estuvieron dispuestas a ayudar.
Recorrido guiado por el líder social Eddie Cortés por la Fiscala-Fortuna, 2022.
El pan de cada día: Los chismes, las amenazas y la violencia
Desafortunadamente, las amenazas, la violencia y los atentados contra su vida han sido una de las constantes en su ejercicio como líder social. Don Eddie cuenta, con resignación, que en dos ocasiones han atentado contra su vida. La primera vez que lo intentaron matar fue en el 2010, luego de salir de una de las novenas de aguinaldos que organiza en diciembre. Recuerda que unos hombres lo siguieron y le pegaron dos tiros, que por fortuna no lo hirieron de gravedad. Señala con orgullo, que luego de salir del hospital, el 24 de diciembre se fue al pesebre a entregar los regalos de navidad a los niños.
El segundo atentado se lo hicieron en el 2012, fue apuñalado. Duró más de 15 días hospitalizado, debatiéndose entre la vida y la muerte. El hecho tuvo lugar a la salida de una reunión a la que fue invitado para asesorar a la comunidad de un barrio cercano. Está seguro de que quienes le hicieron daño buscaban “terminar con su lucha por los derechos de los habitantes de los barrios subnormales”.
Reconoce, que en varias ocasiones le ha tocado irse de un sitio o abandonar eventos por las amenazas que le hacen: “se me acercan y me dicen: te vas abriendo de aquí, porque te vamos a quebrar. Me da duro tener que mirarle la cara y agachar la cabeza y salir, eso es lo más durito”. Pero su vida no solo ha corrido riesgo por cuenta de las amenazas y atentados que le han hecho por su labor como líder, también ha sido víctima de la violencia urbana, esa que se ensaña con fuerza contra los más desfavorecidos. En varias ocasiones ha sido atracado y drogado con escopolamina. El último robo del que fue víctima fue en diciembre del 2021. Llegando a su casa, un par de jóvenes en bicicleta le pegaron por detrás con un palo y le robaron todos sus objetos personales. Duró 15 días en cama recuperándose del golpe.
A pesar de la ingratitud de algunos de sus vecinos, el abandono del Estado, la indiferencia de la sociedad y los atentados contra su vida, no le guarda rencor a nadie. Por el contrario, piensa que los chismes, e inclusive las amenazas, son una oportunidad para demostrarle a la gente que está equivocada, que la desconfianza hacia él es injustificada. En muchas ocasiones “cuando las personas que hablan mal de mí se dan cuenta de que yo hago las cosas por el bien de la comunidad se arrepienten, hablan conmigo, me dicen: que los perdone, que los disculpe”, comenta.
La protección de los ángeles del pesebre
La labor de este líder social, como la de los miles de líderes y lideresas sociales en Colombia, se desarrolla en un contexto marcado por la hostilidad e incomprensión. Sin embargo, siempre hay un lugar para la gratitud, el reconocimiento y la solidaridad. Eddie manifiesta que son varias las situaciones que le generan alegría y lo motivan a continuar trabajando por su comunidad: la sonrisa de los niños, el agradecimiento de las madres por preocuparse por sus hijos, la alegría de sus vecinos cuando reciben un mercado, lograr que el Estado les preste atención, la felicidad de sus vecinos cuando les instalan los servicios públicos.
Entre los muchos episodios que recuerda con alegría y gratitud hay uno, en especial, que lo conmueve. Hace seis años, en medio de una de las novenas que le gusta organizar cada diciembre en el parque del barrio, un grupo de personas comenzó a consumir drogas muy cerca del pesebre, sin tener en cuenta que había menores de edad cerca. Él se acercó a ellos solicitando que se retiraran del lugar, y diciéndoles que estaba mal consumir droga delante de los niños y niñas. Los consumidores se molestaron, lo comenzaron a tratar mal y amenazar. De un momento a otro, todos los niños de la novena se abalanzaron con piedras sobre los agresores, estos no tuvieron otra alternativa que salir corriendo del lugar. Don Eddie no duda en asegurar que esta es una de las anécdotas más lindas de su trasegar como líder “ver que los niños defendieron lo que es de ellos, y en ese momento, yo era de ellos”, dice.
Un Clamor: ¡No se olviden de nosotros!
Al final de la entrevista se le preguntó a Don Eddie ¿Qué mensaje quiere compartir con la sociedad? Sin pensarlo dos veces, hizo una petición: “Ayúdennos a salir de la situación que vivimos, no se olviden de las personas que viven en invasiones, en los barrios subnormales. Aquí, en la Fiscala, llevamos 20 años viviendo este tormento, viendo cómo la sociedad discrimina a nuestros hijos. Si hay personas que tengan su corazoncito de pronto pueden pensar en traernos un mercadito, esa sería una buena colaboración, una buena ayuda, no nos dejen en el olvido”.
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